domingo, 21 de junio de 2015

ESTO SI SON DEBERES DE VERANO

(Información extraída de la página web 2profesenapuros.com)

Se acerca el final de curso, y con él las recomendaciones sobre cuadernillos, libros de lectura obligatorios y demás (aburridos) recursos que estoy segura algún profesor os ha impuesto alguna vez cuando erais alumnos, como si le fuera la vida en ello, cuando quizás ni siquiera sabía lo que éstos contenían y con la amenaza de que la primera semana de cole se los leería  y corregiría.
Bien, los tiempos van cambiando en algunas escuelas, pero cuando voy a las tiendas y me encuentro esa gran cantidad de cuadernillos, veo que aún hay mucho por hacer. No pretendo demonizar los cuadernillos de verano pero sí reflexionar sobre algunas afirmaciones que algunos adultos usan para justificar y convencerse de su importancia.
Empezamos con un clásico que me gustaría aplicar a muchos de los que lo afirman:

“SON PARA QUE NO PIERDAN LOS HÁBITOS DE TRABAJO”

A ver qué pasaría si a algunos papás o maestros de estos niños, el último día de trabajo, antes de salir por la puerta, el jefe les dijera: “Un momento, no te olvides de esto. Es trabajo que no voy a explicarte ni será significativo y teóricamente ya deberías saber hacer pero es para que no pierdas el hábito de trabajo durante las vacaciones”. No quiero ni pensar qué le contestaría más de uno…
Los niños son personas como nosotros y os aseguro que son capaces de desconectar de sus rutinas durante las vacaciones y en Septiembre llegar a clase y adaptarse probablemente mejor, más rápido y con más ganas y alegría que muchos de nosotros.

“SON PARA QUE DURANTE EL VERANO NO SE OLVIDEN DE LO QUE HAN HECHO DURANTE EL CURSO”

Hay dos tipos de aprendizaje, el significativo y el no significativo:
El primero es significativo porque lo hemos podido conectar con una emoción, y éste, con o sin deberes de verano no lo vamos a olvidar porque lo hemos almacenado.
El segundo en cambio se trata de algo memorístico sin ningún significado para el alumnoy sin haberlo conectado con su interior, con su parte emocional. Con los deberes de verano podría ser que lo mantuviera un tiempo pero a la que el profesor lo dé por sabido y deje de recordarlo, se desvanecerá.

“SON (las lecturas obligatorias) PARA QUE NO PIERDA EL HÁBITO DE LECTURA”

A todos nos encantaría que nuestros hijos y alumnos se comieran los libros pero nunca conseguiremos que lo hagan por placer obligándoles. Hay dos preguntas que deberíamos hacernos y reflexionar sobre ellas:
¿Nosotros leemos?
Es bien sabido que los niños copian lo que hacen sus referentes, no podemos pretender que un niño se coma los libros si nosotros no tocamos ni uno.
¿Leemos a nuestros niños y alumnos?
A veces el niño parece no estar interesado en la lectura pero probad a leerle un fragmento de alguna apasionante historia, es difícil no querer saber cómo continúa, aunque eso implique que deba seguir leyéndola él mismo.
Mi recomendación es ir con ellos a una buena librería, que exploren, pregunten, ojeen y elijan algo que les apetezca leer, desde una novela, un manual o un atlas, veréis como si sale de ellos probablemente las discusiones serán para que deje de leer y se siente a la mesa en vez de para que abra el libro que le han obligado a acabar antes de empezar el siguiente curso.

“¡ES QUE EL AÑO QUE VIENE SERÁ MÁS DIFÍCIL!”

No podemos pretender preparar a nuestros niños/alumnos para el siguiente curso a través de los deberes de verano. No es justo.
Ésa es una tarea de la escuela, y más específicamente del maestro que ha tenido el niño y del que tendrá el curso siguiente.
Del primero porque debe tratar de acompañar y ayudar al niño a alcanzar los objetivos previstos y a su vez, debe hacer un buen traspaso de información con el tutor que le acompañará el curso siguiente, en caso de que éste cambie. Y del segundo porque debe encargarse de recibirles, crear un buen vínculo y adaptarse al ritmo, nivel y necesidades de los nuevos alumnos que tiene frente a sí.
El trabajo de adaptación al nuevo curso debe tener más peso por parte del maestro como profesional, adulto y responsable que por parte del niño que pasa toda su vida adaptándose a horarios impuestos, diferentes maestros y distintas normas según cada uno.
En fin, aunque no lo parezca, como dije al principio no trato de demonizar estos cuadernillos, pero sí la necesidad del adulto de que el niño los haga como única opción para “aprender algo” durante el verano. Quizás algún verano al propio niño le apetece hacer uno y no pasa nada, porque habrá nacido de él y habrá escogido el que le parece más atractivo dentro de los adecuados a su nivel. Por lo demás asegurémonos de que juegan ¡Y MUCHO!
Y si no hay cuadernillos… ¿Qué hacemos?
Existen muchísimas maneras de “practicar lo aprendido” durante el verano. Voy a poner algunos ejemplos de cosas que podemos hacer que propician el aprendizaje significativo.
  • Cocinar juntos: ¡Sí! Una actividad divertida, muy sensorial y donde las matemáticas tienen mucho que ver, debemos medir, calcular tiempos… Tenemos una receta para 4 comensales ¡pero somos 6! Y después de cocinar hay que dejar todo como estaba. ¡Les encantará!
  • Experimentos: En internet pueden encontrarse miles de experimentos, es genial ver cómo se plantean hipótesis y descubren que la ciencia puede ser divertida.
  • Escribir un diario: Regálale un diario para que escriba sus aventuras de verano, es muy estimulante escribir sobre tus propias experiencias.
  • Lléval@ a la biblioteca: Allí podrá leer libros y revistas, ver películas, dibujar o hacer el cuadernillo de vacaciones que te ha pedido. ;)

  • Hacer deporte:  ¡NO a los veranos sedentarios!
Estas son sólo algunas ideas, y a continuación os dejo varios enlaces con otras "listas de deberes"

¡FELIZ VERANO!