domingo, 8 de octubre de 2017

VAMOS A INVESTIGAR DE...

Iniciado el curso, los niños/as ya han decidido que quieren investigar. Y curiosamente, este trimestre han coincidido y mostrado interés por los animales. Eso sí, cada uno ha elegido sobre qué animal quiere investigar.




 

 
 

 

RABIETAS: CÓMO GESTIONARLAS RESPETUOSAMENTE


Son muchas las veces que los adultos nos encontramos con que nuestro hijo/a o alumno/a tiene una rabieta. Nuestra reacción suele ser ponernos nerviosos, gritar, castigar, "amenazar",... 
He encontrado unas pautas muy concretas de cómo gestionar las rabietas. en esta página web  

Espero que os sirva de ayuda.

LOS "NO" DE LAS RABIETAS

-NO te contagies de la rabieta:
  Enfadarte servirá de modelo al niño para responder ante situaciones adversas. Tu eres un modelo de aprendizaje. NO puedes exigir que un niño de 2 años gestione sus emociones si tu no eres capaz de gestionar las tuyas. Actúa con serenidad, tranquilidad y confianza.

-NO cedas al deseo/capricho del niño para evitar la rabieta: 
Detrás de una rabieta a veces hay toda una creencia desarrollada por el niño sobre cómo funcionan las relaciones.  El enfado está permitido pero no debe ser entendido como herramienta para modificar el comportamiento de las personas que nos rodean.

No tengo lo que quiero ---> Me enfado y chillo ----> Modifico el comportamiento de mis padres---> Obtengo lo que quiero

-NO dejes sólo al niño: Quiéreme cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite. Detrás de un niño que llora, patalea y se tira al suelo hay todo un torbellino de emociones, creencias equivocadas, desaliento, frustración por no conseguir verbalizar algo. No le dejes nunca sólo. Esto sólo le hará sentirse peor, confundido. Los niños deben sentir que les amamos incondicionalmente por lo que son no por cómo se comportan.

-NO intentes tapar sus emociones: Enfadarse, indignarse, cabrearse con el mundo es sano. Mucho más que quedarnos con la ira dentro. Sólo tenemos que enseñar a los niños cómo canalizar su rabia de forma sana sin ponerse en peligro, sin caer en la pérdida de respeto. Cuando nos pasa algo que nos hace llorar no nos alivia que nos digan "no llores mujer. Eso no es nada". Para mí sí lo es y ningunear mis emociones no me hace sentir mejor. "Entiendo que llores y estés triste. Aquí me tienes si necesitas un abrazo para reconfortarte"

-NO des sermones: Un sermón en plena explosión de emociones no es la mejor forma de conseguir que las cosas se calmen. Ya habrá tiempo para hablar de lo sucedido y buscar soluciones cuando recuperemos nuestro cerebro racional (¡OJO! SOLUCIONES, NO CULPABLES). Ahora es momento de acompañar al niño, validar, empatizar, escuchar y buscar de nuevo la serenidad.

-No atosigues: Cualquier ser humano cuando explota emocionalmente necesita tiempo consigo mismo para vivir su proceso y recuperar su centro. Ofrece tu presencia y cariño, tu comprensión y empatía, pero sobre todo ofrece espacio y silencio. A veces las mejores palabras son las que se dicen con la mirada.


LOS "SÍ" DE LAS RABIETAS

-Mantén el mismo tono de voz: Que tu tono de voz transmita amor y comprensión, no enfado y resentimiento. "Veo que estás muy enfadado. Es natural que te sientas así"

-Decide cómo vas a actuar. No focalices tanto tu atención en el niño: 
No podrás modificar sus pataletas, gritos y explosiones pero sí puedes decidir cómo vas a actuar tu ante esas situaciones. Ten un plan y, si puede,s revélaselo al niño con anticipación (sobre todo en situaciones que se reproducen a menudo). Puedes hacer un juego de intercambio de papeles para que sea consciente de qué es lo que tu harás ante su enfado. "Si en el supermercado te tiras al suelo y pataleas dejaré la cesta allí y te cogeré para llevarte a la calle hasta que estés calmado. Yo te acompañaré para que respires aire puro tranquilamente y cuando estés relajado volveremos a entrar y continuaremos con las compras" "¿Quieres que hagamos un simulacro?". Una vez llegada la situación actúo según he revelado, siempre desde la serenidad y el amor. Que nuestras palabras transmitan firmeza, comprensión y sobre todo amor incondicional.

-Respeta su espacio. "Estaré aquí cerca. Cuando estés listo puedes avisarme y yo estaré aquí para hablar y darte un abrazo si lo necesitas."

-Valida sus emociones. Empatiza. Sobre todo cuando la rabieta está empezando o cuando está bajando de intensidad (no en su punto alto). "¿Te sientes triste?. Te entiendo. A veces yo también me siento así ante situaciones parecidas. ¿Sabes lo que a mí me ayuda? ...."

-Ofrece opciones para canalizar su rabia. Cuando la rabieta ha pasado su punto más alto podemos ofrecer opciones que guíen al niño para recuperar su centro.

Por ejemplo:

"¿Qué te parece si le ponemos nombre a tu emoción y la pintas en un dibujo?"

"¿Te ayudaría ante un enfado salir afuera y correr muy rápido? ¿Quieres probar ahora?"
"¿Qué te parece si cuando tengas mucha rabia martillas en este material?" 
"Si tu te sientes enfadado conmigo puedes decírmelo con tu voz"
"¿Te ayudaría ir un ratito a tu espacio de relajación?"

-Ponte a la altura del niño. Trata de tocar su alma. Ofrécele un puntito de humor, una distracción, un recuerdo bonito que os conecte, una canción especial, pregúntale por lo que escucha ahora... CONECTA, busca tu propio centro, tu propia serenidad y respira antes de dirigirte al niño. Si el peque necesita tiempo deja que viva su proceso.


Educa en positivo. Educa para la vida siendo firme, amable y respetuoso con el niño. Acompaña, alienta y valida sus procesos. Íntegra al niño y confía en sus capacidades.

BIENVENIDOS...

Un año vas volvemos a abrir las aulas para recibir a estos "MENUDOS GIGANTES". Nos espera un curso lleno de alegrías, penas, curiosidad, ilusión, ganas de aprender los unos de los otros,...

¡QUÉ COMIENCE LA AVENTURA!