Las emociones son el componente más humano de las personas. Nuestra capacidad para sentir hace que aprendamos de nuestras experiencias y las vivamos y reaccionemos de una forma u otra. Y esto lo hacemos desde bien pequeñitos.
Los niños experimentan la misma gama de emociones que los adultos y, es importante que aprendan la función que cumple cada una de ellas, para que así no se sientan abrumados y sean capaces de manejarlas correctamente.
Una buena educación emocional incluye enseñar que no hay emociones "buenas" ni "malas". Todas y cada una de ellas son necesarias. Son innatas y naturales del ser humano, y las necesitamos porque todas cumplen su función.
Aunque bien es sabida la influencia de las emociones en el aprendizaje de los niños, una nueva disciplina, la Neurociencia, nos lo corrobora. Ésta se basa en el principio de que la emoción y la cognición son procesos que van unidos y que se interrelacionan entre sí para dar como resultado final la conducta del sujeto.
Es por ello que en el aula damos mucha importancia a las emociones, y aunque se tratan de manera diaria a través de diferentes actividades o simplemente del diálogo, concretamente un día a la semana realizamos "El taller de las emociones".
Teniendo en cuenta lo que yo veo en el aula y lo que las familias me comunicáis, una de las emociones que más cuesta gestionar a los niños-as, es el enfado y la rabia. Así que hemos empezado a tratar esta emoción.
La estructura del taller es la siguiente:(os pongo ejemplos de los ejercicios que hemos realizado ya en tres sesiones):
1º) Asamblea donde, el que quiere, puede contar alguna situación por la que se suelen enfadar muy a menudo o algo que les haya pasado durante el día.
Otro día empezamos el taller con la lectura del cuento "Vaya rabieta".
https://mmhaler.files.wordpress.com/2012/08/cuento-vaya-rabieta.pdf
2º) Juegos, como por ejemplo:(no todos se hacen en la misma sesión)
- Imaginándonos esas situaciones anteriores ponemos cara de
enfadados (si son pequeños)¿Nos sentimos bien enfadados? ¿Conseguimos algo positivo con ello?
- Nos levantamos y jugamos a “Estatuas y emociones revueltas”.
Cada vez que diga “Estatua enfadada” tenemos que quedarnos quietos con
cara de enfadado, y así con las demás emociones. Si digo “Estatuas revueltas”
todos nos movemos sin parar por todas partes. Este simple ejercicio sirve de
calentamiento y hace que los niños relacionen las emociones con su cuerpo y
sepan identificarlas.
-Explico la rabia con un globo. Cuanto más
nos enfada algo más nos llenamos de rabia. Llenamos de aire el globo a la vez que lo llenamos con pensamientos y cosas que
nos hacen enfadar. Después les digo que cuando suelten el globo apunten hacia
un sitio concreto. ¿Por qué no fueron capaces de dirigir el globo hacia ese
punto? Porque la rabia no siempre va hacia donde queremos. Por eso es
importante calmarnos a tiempo.
Lo repetimos
y les preguntamos: ¿Qué es lo que hace que el globo hinchado en este
momento retenga el aire dentro? ¿Nuestros dedos verdad? Tenemos el
control, por tanto si decidimos soltar el globo volará. ¡Lo mismo pasa con el
enfado! Si somos capaces de reconocerlo y controlarlo ¡podemos soltarlo
también!
- Rugiendo como leones. Pensamos en lago que nos enfada mucho. Sentimos como una cosa va subiendo por nuestro
estómago hacia nuestra garganta, nos ponemos rojos como en el cuento y hacemos
la postura del león para soltar un enorme rugido. Lo repetimos pero esta vez
sentimos de nuevo el enfado que sube de nuestra barriga hacia la garganta, y
como somos conscientes de que ese enfado está dentro de nosotros nos hacemos
fuertes y valientes para soltarlo por nuestra boca al rugir como leones. ¡Qué
alivio!
3º) Técnica de relajación.
Ahora llega el momento de canalizar todo el enfado y saber calmarnos. Y para ello, en cada sesión vamos conociendo diferentes técnicas, como por ejemplo:
- La respiración. Por supuesto es la herramienta número uno que habría que enseñarle a los
niños desde muy pequeños. Quien controla su respiración controla su vida dicen,
y estoy convencida de que es verdad. Por tanto, lo primero que debe hacer un
niño o adulto para controlar su enfado es controlar su respiración.
Para que sean conscientes de coger el aire por la nariz y expulsarlo por la boca, se les coloca un papel (tissues, clinex abierto) sobre la boca y cuando echan aire por la nariz tienen que hacerlo suavemente para que no se les caiga el papel.
- Saltar. Es una buena actividad para
minimizar el enfado cuando el niño es consciente de él. Les encanta que les
digas que para ayudarle a superar el enfado irás saltando con él hasta otra
parte de la clase o casa, acabáis dándoos un abrazo, y ¡no os olvidéis de
barrer los restos del enfado del suelo para tirarlo a la basura!. Funciona muy
bien cuando el niño siente que está empezando a enfadarse con algo.
- Garabato de enfado. Cogemos un papel y una cera o algo para dibujar. Les explico al niño/a que
mientras pensamos en el enfado vamos a empezar a hacer un garabato muy rápido y
fuerte (que sean pinturas que no se rompan fácilmente), sin sentido, mientras
gritamos fuerte para que nuestro enfado salga de nosotros hacia el dibujo.
Cuando acabemos cogeremos el papel y lo romperemos en pedazos para que la
última pizca de rabia que quedaba se nos quite. ¡Qué liberación!
4º) Reflexionamos
Una vez más, en asamblea, quien quiera puede contar lo que quiera sobre la sesión realizada.
Todas estas ideas de las sesiones han sido sacadas de este enlace
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